“No tiene porqué que terminar así, ¿sabes? Podríamos ser amigos.»

“Esa desición no depende de ti o de mí, nuestros roles han sido establecidos y tenemos que interpretar nuestros papeles hasta el final.”

«¿Pero, porqué dejar que eso decida tu destino?”

“Porque esa es la única realidad que conozco, es todo lo que ha existido y todo lo que existirá para mí.”

«¿Y vale la pena?»

“No se trata de si vale la pena o no interpretar nuestro papel en este drama. Es solo que así es como está escrita esta historia.”

“Las historias siempre pueden reescribirse.”

“¿Y dónde nos dejaría eso? ¿Qué somos sin nuestro destino? ¡Levanta tu espada y acabemos de una buena vez con esto!”

“No, no lo haré. Me niego a seguir matándote sin sentido una y otra vez.”

«Entonces seré yo quien te mate.»

“Sabes que eso no es posible, tu mismo has dicho que no es así como está escrita la historia.”

“Pero si no sigues lo que está escrito, ¿qué será de nosotros? La historia es todo lo que tenemos.”

“No lo sé, tal ves sea así. Pero cualquier cosa es mejor que esta maldición. Tendremos que esperar y ver qué sucede.”

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«¿Papi?» Pregunta una joven vocecita desde la cama color de rosa.

«¿Si cariño?»

«No quiero que el caballero mate al dragón.»

«Lo siento, preciosa. Así es como está escrita la historia. El caballero de brillante armadura tiene que matar al malvado dragón para rescatar a la princesa encantada.”

“Pero, ¿y si el dragón no es malo? A lo mejor solo se siente solo y quiere tener a alguien con quien hablar. Tal vez él y el caballero podrían ser amigos.”

«¿Y qué pasaría con la princesa encantada?»

«Creo que si el dragón tuviera un amigo, ya no necesitaría mantenerla en la torre, ella podría irse a casa.»

«Tal vez, pero es una princesa encantada, la única forma de romper el hechizo y liberarla es matando al dragón.»

Un pequeño par de cejas frunce el ceño como pensando muy detenidamente por un momento.

«Si alguien tiene que matar al pobre dragón para que ella sea libre, ¿entonces tal vez lo que tiene la princesa no es un encantamiento sino una maldición?»

“Hmmmm… No lo había pensado de ese modo. ¿Quieres que te lea una historia diferente?»

“No, me gusta esta pero… ¿podrías hacerla diferente?”

“No sería la misma historia.”

«No importa, solo quiero que el pobre dragón y el caballero sean amigos.»

«Está bien princesa. Te escribiré una nueva historia.”

«¡Gracias papi! Ah, y por favor, no me digas princesa.”

«¿Cómo quieres que te diga entonces?»

Una pequeña cara traviesa rodeada de rizos dorados se rie antes de responder.

«Dragón.»