–Uuuuuh… ¿Qué pasa si tratas de empujarlo solo un poquito hacia la izquierda?

–Ya te lo dije, esto no funciona así.

–Al menos podrías intentarlo.

–Muy bien, si eso te hace feliz. Nghhhh…! ¿Ya viste? Sigue exactamente en el mismo lugar.

–Bueno, al menos valía la pena tratar. Es mejor que solo sentarse a verlo..

–Mira, ya he pasado por esto antes y sé que ni empujones ni empellones lograrán moverlo. Una vez que se asienta, lo único que puedes hacer es esperar a que desaparezca por sí solo.

–Aún así, no entiendo por qué es tan difícil moverlo. Quiero decir, en realidad no es tan grande. No debería ser tan pesado.

–Eso sólo demuestra que no comprendes realmente su naturaleza. El problema no es el tamaño, sino la masa relativa. En las circunstancias actuales, su masa es prácticamente infinita.

–Lo haces sonar como si se tratara de un agujero negro en lugar de un estúpido bloque encima de tu escritorio.

–No le des ideas.

–Estás bromeando, ¿verdad?

–Solo a medias. Pero tienes razón en una cosa: no tiene sentido quedarse aquí simplemente mirándolo. Salgamos a dar una vuelta por ahí.

–Entonces, ¿te rindes? Pensé que la fecha de entrega de tu libro estaba muy cercana.

–No me estoy dando por vencido, solo estoy declarando un pequeño interludio. Además, hace mucho tiempo aprendí que a veces la mejor manera de manejar un bloqueo de escritor es simplemente ignorarlo. No me preguntes por qué, pero parece que privarlo de atención ayuda a disminuir su masa.

–¿Has estado bebiendo?

-No, al menos todavía no. Pero ahora mismo me parece una idea bastante buena. Vamos a ese nuevo pub irlandés del centro. He oído decir que tienen duendes de verdad sirviendo la cerveza.

–SUSPIRO. Mi madre me advirtió que ser amigo de un escritor de fantasía podría resultar muy extraño a veces.

–Un poco, sí. Pero nunca aburrido. ¿Vienes?

–Solo si tu invitas.

–¡Hecho!!