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Encore

septiembre 25, 2023

Habían estado esperando este concierto desde hace tanto tiempo. La banda había trabajado muy duro para llegar allí. Y ahora no había manera de que pudiera lograrlo.

Su amada Fender Squier yacía destrozada en el pavimento, la vista de los trozos de madera esparcidos por la carretera le hizo sentir ganas de llorar. Estaba furiosa consigo misma por no haber sido más cuidadosa.


El teatro está oscuro y desierto, pero está segura de que lo encontrará aquí. El sonido de su guitarra resonando por los pasillos vacíos confirma su corazonada.

Duda un instante ante la puerta del escenario, no está segura de cómo va a enfrentarlo. Las notas que salen desde atrás del telón son rápidas y furiosas, muy diferentes a la forma en que suele acariciar las cuerdas.

Ver sus dedos ensangrentados y las manchas que dejan en la blanca superficie de su Flying V la llenan de dolor.

Quiere decirle tantas cosas, tratar de explicarle.

«Lo siento. Era tarde. Estaba muy cansada y tenía prisa por llegar a casa. Debo haberme quedado dormida en la motocicleta. Debo haber cruzado los carriles. Nunca vi venir el camión. Fue tan rápido que no sentí nada.»

Desea tanto aún tener cuerpo para poder abrazarlo.

Pero ya era demasiado tarde. Podía sentir que el tiempo y el espacio se convertían en un vórtice giratorio a su alrededor. El tirón suave pero firme esta borrando todo lo que ha sido, tal vez escribiendo las primeras líneas de aquello en lo que se transformará.

«¡No!» Pensó. «¡Aún no!» Aún hay una última cosa que tiene que hacer antes de poder marcharse.

Aferrándose con fuerza a los últimos vestigios de su voluntad que se desvanece rápidamente, se acerca a él y le susurra suavemente al oído.

«Te amo.»

Sus manos se congelan a mitad de una nota.

La pared de rabia y dolor reprimidos en su interior de pronto se resquebraja y se hace añicos.

Por primera vez desde el accidente, se permite a si mismo llorar.

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