«Johnny, por favor.»

“No puedo, Ma… sabes que no puedo.”

Aparta la mirada llena de culpa, tratando de convencerse de sus propias palabras.

“Soy una mujer muy vieja y muy cansada, Johnny. Solo quiero descansar.”

“Eres todo lo que mantiene viva esta granja. Piensa en Mary, Joe… toda la familia te necesita.”

“He vivido mucho más de lo que el buen señor pretendía para mí. Esto no está bien, Johnny. En el fondo de tu corazón lo sabes. No está bien. Por favor, déjame ir.»

Tiene que hacer un gran esfuerzo para evitar que sus ojos se llenen de lágrimas. Ella es la matriarca del clan y él tiene la obligación de mantener unida a la familia. Tienen un deber para con esta tierra.

“Solo desconéctame de estas máquinas infernales y déjeme descansar en paz junto a mi Jeremiah.”

“Lo siento, Ma. Lo siento.»

“Johnny, por favor, te lo ruego…”

«¡NO!» Grita, apagando de un puñetazo la bocina.

Se queda allí, viendo el cerebro de su bisabuela flotar en el baño de líquido nutritivo. Gruesos cables lo conectan a todos los sistemas vitales de la granja.

Las cámaras de vigilancia lo siguen mientras sale de la sala de control. Cierra la gruesa puerta y se recarga contra ella, el recuerdo de su voz aún resuena dentro de su cabeza.

“Por favor, Johnny… por favor…”

“Lo siento, Ma. Lo siento tanto.»

Tenía que hacerlo, era la única forma de mantener en funcionamiento los sistemas automatizados de la granja. Un mainframe de John Deere era demasiado costoso, especialmente con la póliza de servicio técnico obligatoria. Apenas estaban llegando a fin de mes como estaban las cosas. Esta era la única manera.

Las cámaras siguen todos sus movimientos. Puede sentirla, suplicando en silencio detrás de los fríos ojos de cristal.

Se seca una lágrima de la mejilla y sale de la casa para unirse a los chicos en el campo de cultivo de algas al norte.

Las cámaras lo siguen en silencio… todo el tiempo.