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Travesuras
octubre 14, 2024Ésta era su noche favorita del año, pero no por las mismas razones que la mayoría de los niños tenían para disfrutarla.
Ir de puerta en puerta cargando enormes bolsas que pronto estarían llenas de dulces, ver todas las maravillosas decoraciones en la mayoría de las casas y jardines, eso era muy divertido. Pero lo que él disfrutaba realmente eran los disfraces.
A su alrededor, niños y adultos cambiaban su personalidad cotidiana para convertirse en fantasmas, duendes, brujas, vampiros, monstruos y una miríada de otras criaturas de la noche y las leyendas. Eso era lo que realmente le encantaba de esa noche.
Ser diferente nunca es fácil, especialmente cuando te has mudado a una tierra extraña, tan lejos de todo lo que conocías. Pero esta noche todos eran diferentes. Esta noche él encajaba perfectamente.
Esa noche, su rostro pálido y su acento gracioso, incluso sus dientes raros, no eran mas que un disfraz más. Esa noche podía correr y jugar con los otros niños sin que estos le hicieran preguntas incómodas bajo la mirada preocupada de sus padres.
Esta noche, él era solo un niño mas que se quedaba despierto divirtiéndose hasta tarde.
—¡Oye, Gustasv! El viejo Jones nos echó de su jardín con una escoba y no nos dio dulces… ¿estás listo para hacerle una travesura? —dijo un pequeño hombre lobo, mientras ponía un rollo de papel higiénico en sus manos.
—¡Claro que sí! —respondió, y se unió al resto de la manada de mini-monstruos mientras corrían hacia el callejón más cercano, buscando un punto de ataque hacia el patio trasero del infractor.
Se detuvieron en la colina desde la que las preciadas rosas y el aguacate favorito del señor Jones eran blancos perfectos. Una mirada que era mitad culpa inocente y mitad deleite ante la idea de una transgresión que nunca se atreverían a cometer ninguna otra noche bailaba en sus rostros.
Sí, esta noche él era igual a ellos, pero ellos también eran iguales a él.
–¿Todos listos?–, dijo la pequeña bruja de rizos dorados a su derecha. Pequeñas manos se levantaron al unísono sosteniendo las municiones de papel higiénico mientras gritaban.–¡SÍ!–.
Podía oír al señor Jones caminando apresuradamente hacia la puerta trasera, probablemente blandiendo una escoba. Sería una buena persecución llena de risas.
Cuando tienes el cuerpo de un niño de diez años, aún si has vivido casi doscientos, lo único que realmente quieres es disfrutar haciendo travesuras y divertirte con tus amigos.
Esta noche iba a ser muy divertida.