Apenas pudo ocultar su decepción cuando el abogado de su abuela le entregó el paquete.

«¿Eso es todo?», preguntó.

«Sí, señorita Spencer. Esto es lo que Lady Aster le dejó en su testamento.»

Observó el paquete que dscansaba sobre la mesa de la cocina. Era evidente que se trataba de un libro, cuidadosamente envuelto en papel marrón y sujeto con cordel y un nudo curiosamente elaborado.

«Gracias, Nana, justo lo que necesitaba…», se dijo a sí misma. «Una vieja y estorbosa Biblia que no tengo dónde poner.»

Deshizo con cuidado el nudo y desenvolvió el grueso volumen, lo que encontró dentro no era exactamente lo que esperaba.

El libro era, en efecto, grande y no hacía falta ser un experto para saber que era extremadamente antiguo… pero, desde luego, no era una Biblia. En la cubierta de cuero oscuro estaban grabadas las palabras «Grimorum Arcanum» sobre una estrella de siete puntas.

Sin pensarlo, tocó el extraño símbolo y se escuchó a sí misma decir palabras que solo recordaba de un sueño. El libro se abrió por si mismo mientras la voz de su abuela sonaba dentro de su cabeza.

«Hola de nuevo, mi niña. Ya es hora de que aprendas el oficio de la familia».

«Esta sí que es una verdadera sorpresa». Pensó, dándose cuenta de pronto de que su vida estaba a punto de volverse bastante interesante.